La circulación de bulos como el de la falsa muerte de José Luis Perales, desmentida por el propio cantautor, o la del filósofo Fernando Savater demuestra una proliferación de fake news ante la que expertos ven necesario el aumento de métodos de verificación y la alfabetización mediática de la población.
“No hay que echarse las manos a la cabeza, las redes funcionan así y tenemos que acostumbrarnos a ello”, afirmó Myriam Redondo, periodista especializada en Comunicación Internacional y Desinformación Digital, al señalar que plataformas como Twitter, en las que los bulos emergen con facilidad desde cuentas anónimas, son las que “nos habitúan al impulso” y a publicar “mecánicamente y sin pensar”.
Eso fue lo que pasó en la noche de este último lunes, cuando empezó a circular por dicha red social una información de origen desconocido que anunciaba la muerte de Perales y que inundó la red con réplicas de un dato no contrastado.
Tanto que el cantante, de viaje en Londres con su familia ―como habían confirmado a EFE fuentes de su entorno―, se grabó un video en el que aseguraba estar “más vivo que nunca” y lamentaba que alguien con “muy mala idea” se hubiera inventado la noticia de su muerte.
Según Redondo, el principal problema de este tipo de información reside en “que los medios también se sumen a la desinformación”, cuando “estas son oportunidades increíbles para que recuperen su identidad de entidades necesarias y fiables” ensombrecidas por una dinámica en la que “tienes que conseguir publicar algo rápido”.
A ello se suma, en opinión de Noemí Morejón, profesora de Periodismo en la Universidad Loyola Andalucía, el hecho de que este tipo de noticias abunden en verano, “un momento en el que existen menos noticias, más tiempo para el entretenimiento y mucho morbo”.
Si bien esta forma de desinformación ha aumentado considerablemente desde la irrupción de lo digital, la difusión de falsas muertes de famosos ha sido una práctica frecuente que ha dado lugar a bulos previos, como el fallecimiento inventado de Miguel Bosé, Britney Spears o Fidel Castro.
El método actual seguido por los creadores de bulos es a menudo el mismo: el anuncio se produce por cuentas de Twitter que imitan a las de figuras de autoridad.
Esta práctica ha hecho saltar a la fama a algunos de sus artífices más destacados, como el ex periodista y profesor italiano Tommaso Debenedetti, quien, además de vender entrevistas falsas con personajes ilustres, ha sido responsable de muertes inventadas, como las de J.K. Rowling, Mario Vargas Llosa o Benedicto XVI.
Frente a ello, se plantean herramientas de verificación encargadas de desmentir estos bulos, como las que usa EFE Verifica, el departamento de la Agencia EFE dedicado a localizar y explicar estas noticias falsas.
El protocolo comienza por la constante monitorización de las redes y la identificación de informaciones sospechosas que puedan suponer un riesgo para la sociedad y sean manifiestamente virales, ya que dar mayor difusión a bulos, aunque desmentidos, podría aumentar su radio de expansión.
Tras ello, el análisis y la aclaración de la información, brindando un mayor contexto o simplemente desmintiendo las fake news, finalizan un proceso que, según Sergio Hernández, responsable de EFE Verifica, es útil pero insuficiente y debería ir acompañado de una alfabetización mediática.
“Que haya jóvenes o nuevas generaciones familiarizadas con los medios no significa que estén alfabetizadas mediáticamente”, subraya, ya que “uno puede conocer la herramienta pero desconocer la información que mueve ese canal” y esta alfabetización debe consistir en un proceso “más profundo y analítico” que comience en etapas tempranas de la vida y se mantenga como una constante.
Fuente: EFE.
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